Serrat: la celebración por anticipado

 

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A las 9 en punto, como si fuera su tío Alberto, (que nunca fue tío ) en una corrida en la Maestranza, apareció impecable para entonar su canción más famosa, la que no hay nadie que no recuerde, la que se seguirá recordando muchos años después de su muerte: Mediterráneo.
Sin duda unos de los discos más importantes de la música en español de todos los tiempos, una obra maestra a la que probablemente no le damos la importancia que merece, como no se lo damos a tantas cosas que nos rodean cada día y que el tiempo y la costumbre convirtieron en invisible.
Al igual que me ocurrió cuando Roger Waters emprendió aquella gira loca que le llevó hasta Atarfe para tocar entero el Wish you were here, los conciertos dedicados a tocar un trabajo completo de esta importancia permiten reconocer la riqueza, sutileza y matices de la obra de arte, como recorre un ciego con la mano una cara hermosa.
Decía Wittgenstein que determinadas palabras conviene apartarlas de la circulación para limpiarlas y así recobrar su verdadero sentido y algo parecido habría que hacer con las canciones, con los discos que de tan oídos y repetidos acabaron gastándose, escuchados sin la atención que merecen en gasolineras, centros comerciales y peluquerías de barrio. Escuchar con toda la atención puesta en diez canciones casi desnudas, como si se hubiesen retirado para la restauración , permite redescubrir lo que esconden.
Es difícil saber por qué decidió Serrat recorrer medio mundo con su Mediterráneo a cuestas a estas alturas de la película: los mal pensados dirán que hace ya tiempo que se secó el manantial, muchos años ya sin las joyas de aquellos años 70; los tremendistas dirán que se planta en el aniversario 47 del disco porque no llegará a los 50. Quizá no hagan falta razones como el mismo comentó: “ No estoy aquí para esperar, ni en esto ni en nada, porque hay que celebrar por anticipado esto y cualquier otra cosa que se presente”.
Sabiduría que compartía aquel otro genio muerto a tiros en la puerta de su casa cuando decía aquello de que “ la vida es eso que nos pasa mientras hacemos planes”. Celebrar por anticipado: antes de cumplir los 18, los 25, los 40 o los 50. Coger la fruta incluso antes de que madure. No dejar escapar ni una sola pelota de partido, ni una sola oportunidad de ser feliz.
Gracias a un tipo tan sabio como él ( le llamaré Miguel para no significarle) pude escuchar la que tal vez sea la última oportunidad ida de verle en directo. Un individuo de vuelta de todo pero con la misma alegría de siempre. Que escama de lo buen tío que parece pero que verdaderamente lo ejerce: otro buen amigo me contó que un día se lo encontró en un bar y le dijo: oye Joan Manuel podrías hacerte una foto conmigo como si realm ente fuéramos amigos? No sólo se hizo la foto sino que se sentó un rato en su mesa.
Serrat. «Camina sobre el bien y el mal con la cadencia de su vals».

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