Leon Bridges: Bad, bad news? No, good things¡

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Coming home fue ya una buen aperitivo del que ya entonces fue bendecido bajo la estrella del nuevo Sam Cooke. De aspecto físico semejante y parecida elegancia a la hora de cantar, Leon Bridges estaba destinado a ocupar el trono del nuevo soul, a mitad de camino entre las antiguas esencias y las nuevas exigencias comerciales. Good thing, su segundo disco, confirma buena parte de lo mejor de aquel primero. Temazos como Shy, por poner un ejemplo, recuerda la cadencia lujuriosa de Marvin Gaye cabalgando a lomos de una reiterativa melodía. Al igual que en ésta última, Bridges es complemente ideal para noches destinadas a incumplir el sexto mandamiento a la luz de las velas ( reales o imaginarias): Beyond,Mrs, Be ain’t worth the hand que abre al disco, son todas elegantes versiones de soul de alcoba. En ese sentido podría parecer que no deja de ser un buen copista de las aantiguas  esencias. Pero el tejano es capaz de ampliar el horizonte en amplitud y profundidad: la amplitud que supone mezclar de una forma original ciertos tonos jazzys con algo hiphopianos ( en la magnífica Bad bad news) o la profundidad de Goergia to Texas, la canción que cierra el álbum, un homenaje a su madre, que escarba en el terreno que se esconde en los entresuelos del soul y que no es otro que el jazz.

A diferencia de Coming home, en Good things el tímido Bridges se lanza, moderadamente demelenado, al bailoteo funky: tanto If it feels good (then it must be) como You don’t know son carne de pista de baile de bola de espejos en el siglo XXI, si es que eso es posible.

Como no hay artista que no eche su borrón, Bridges la pifia en Lions una matraca insufrible. Pero en cualquier caso, el segundo disco de este tipo tan adorable son Good things, y  no Bad ,bad news.

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